Convertite en una máquina de "quemar" grasa

10.03.2025

Ya sé, el título suena un poco exagerado, pero la verdad es que refleja bastante bien lo que te voy a contar hoy.

El mito de la "glucosa como energía favorita"

Seguro que escuchaste más de una vez que "la glucosa es la fuente de energía preferida del cuerpo". Con esa idea nos vendieron la necesidad de comer carbohidratos todo el tiempo para tener energía, y así los cereales se ganaron su lugar en la base de la famosa (y desastrosa) pirámide alimentaria.

Por esta misma razón nos siguen recomendando comer 5 o 6 veces al día, siempre con algo de carbohidrato, para que la glucosa en sangre no baje. Esto, por supuesto, le conviene a la industria de la comida, que nos mantiene enganchados a snacks y barritas, asegurándose de que estemos picoteando todo el día. ¿El resultado? Hambre constante, desajustes hormonales y niveles de energía que suben y bajan como una montaña rusa.

¿Cómo nos diseñó la evolución?

Si miramos cómo evolucionamos, nos damos cuenta de que la idea de la glucosa como principal fuente de energía es bastante ridícula.

Nuestro cuerpo puede almacenar unas 2.000 calorías en forma de glucógeno (la glucosa almacenada), lo que nos alcanzaría para sobrevivir poco más de un día. En cambio, hasta alguien flaco tiene más de 50.000 calorías en reserva, pero en forma de grasa. Si nuestro cuerpo realmente prefiriera la glucosa, ¿no te parece que habría desarrollado mecanismos para guardarla en lugar de almacenarla como grasa?

Claro que nuestras células pueden usar glucosa sin problema, pero en general prefieren los ácidos grasos.

De hecho, el exceso de glucosa es tóxico. Por eso, cuando comemos muchos carbohidratos, el cuerpo quema primero la glucosa para sacarla rápido de la sangre. Pasa lo mismo con el alcohol: el cuerpo lo procesa antes que la glucosa. Pero nadie dice que "la energía favorita del cuerpo es el alcohol" y que hay que tomar unas copas seis veces al día (aunque a más de uno le encantaría esa noticia).

Para que te des una idea, en cualquier momento del día tenemos más o menos 5 gramos de glucosa en sangre (una cucharadita). Si sube mucho más que eso, estamos en problemas. Por eso, el cuerpo libera insulina para bajarla y evitar que cause daños. Pero si estás comiendo carbohidratos todo el tiempo, vas a estar quemando solo glucosa y nunca le vas a dar la chance a tu cuerpo de usar la grasa almacenada. Y este problema va más allá de tener unos kilos de más.

Tu cuerpo como una fogata

Imaginemos que el metabolismo es una fogata. Se puede alimentar con distintos tipos de combustible, pero la calidad de ese combustible define qué tan estable y eficiente es la combustión:

  • Si usás principalmente glucosa (carbohidratos), es como meterle papel y ramitas al fuego. Se queman rápido, te dan un pico de energía, pero enseguida se apagan y necesitás más.
  • Si metés alcohol en la ecuación, es como tirarle nafta al fuego. Una llamarada intensa que dura un segundo y se apaga.
  • La mejor opción es usar leños grandes, que se queman de forma lenta y pareja. Eso es la grasa. No da picos de energía, pero es estable y eficiente.

Si dependés de la glucosa, vas a sentir hambre cada pocas horas. En cambio, cuando tu cuerpo aprende a usar la grasa como combustible, puede pasar largos períodos sin comer sin que te sientas agotado o de mal humor.

¿Qué es la cetosis?

Básicamente, estar en cetosis significa que tu cuerpo usa principalmente grasa para obtener energía. Esto pasa cuando ayunás por más de 18-24 horas o cuando reducís mucho el consumo de carbohidratos.

En ese estado, el cuerpo empieza a descomponer la grasa almacenada y el hígado genera "cuerpos cetónicos", que sirven como combustible. Si solo dependiéramos de la glucosa, podríamos sobrevivir apenas un par de días con nuestras reservas. En cambio, con la grasa almacenada, podríamos aguantar meses.

Desde hace millones de años, nuestro cuerpo funciona de esta manera. Almacena grasa como reserva de energía y usa la glucosa para momentos de esfuerzo intenso, como cuando nuestros antepasados escapaban de un depredador (o cuando hoy hacemos un entrenamiento fuerte).

Siguiendo la analogía de la fogata, cuando necesitás un empujón extra de energía, usás "papel y ramitas" (glucosa). Pero para mantener el fuego estable, lo mejor es la "madera pesada" (grasa).

¿Y el cerebro? ¿No necesita glucosa?

Siempre se dice que "el cerebro solo puede funcionar con glucosa". Esto es un mito. Es verdad que algunas células del cerebro (y los glóbulos rojos) necesitan glucosa, pero el resto puede usar cuerpos cetónicos sin problema. De hecho, se ha visto que el cerebro funciona mejor con cetonas que con glucosa, y hay estudios que sugieren que la cetosis podría ayudar a prevenir enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.

El hígado también puede fabricar la glucosa que realmente necesitamos a partir de proteínas y otros compuestos, así que no es necesario estar comiendo carbohidratos todo el tiempo para "alimentar al cerebro".

La cetosis es un estado natural

Pasamos buena parte de nuestra historia en cetosis, sobre todo en épocas de escasez o en climas fríos. Sin embargo, hoy en día la cetosis se ve como algo raro o como una "dieta extrema" que hay que hacer con supervisión médica. En realidad, es un estado completamente natural.

Ojo, no digo que haya que estar en cetosis todo el tiempo. Lo ideal es desarrollar "flexibilidad metabólica", es decir, poder usar tanto glucosa como grasa dependiendo de la situación. Pero la mayoría de la gente está atrapada en un metabolismo que solo quema glucosa, lo que los obliga a comer cada pocas horas para no sentirse mal.

Si querés mejorar tu salud y tu composición corporal, lo primero que tenés que hacer es enseñarle a tu cuerpo a usar la grasa como fuente de energía principal. Y la glucosa, solo para momentos de alta demanda. Pero eso lo vamos a ver en detalle la próxima vez.