Por qué no hacemos "desafíos" ?
Por qué no creo en los "challenges" físicos o de dietas
Los ves por todos lados: "Reto de 30 días para cambiar tu cuerpo", "Challenge detox para bajar 5 kilos", "30 días de abdominales para un six-pack perfecto". Parecen motivadores, intensos y hasta divertidos. Pero si querés un cambio real, de esos que te acompañan para siempre, la verdad es que la gran mayoría de estos desafíos son una trampa. Y no lo digo solo por experiencia, lo digo porque están diseñados de forma que tu cuerpo y tu mente juegan en tu contra.
1. El problema de las soluciones rápidas y la adaptación metabólica
En 30 días, claro que podés ver cambios: bajás de peso, reducís medidas, hasta sentís más energía… pero a un costo alto. La mayoría de estos "challenges" generan un déficit calórico muy agresivo y un volumen de entrenamiento que no está pensado para sostenerse.
Cuando sometés a tu cuerpo a una pérdida de peso rápida y drástica, pasa algo que casi nunca te cuentan: tu metabolismo se adapta para sobrevivir. Baja tu gasto energético en reposo, tu cuerpo se vuelve más eficiente en ahorrar calorías y, para protegerte, empieza a limitar las señales de saciedad. ¿Qué significa eso en la práctica? Que cuando termines el reto y vuelvas a comer "normal", no solo vas a recuperar el peso rápido, sino que probablemente comas más de lo que comías antes, porque tu cuerpo "recuerda" la restricción y se asegura de reponer lo perdido.
Y lo peor: cada vez que repetís este ciclo (restricción → pérdida rápida → rebote), bajar de peso se vuelve más difícil y recuperarlo más fácil. Si la primera vez lograste bajar con un esfuerzo moderado, la siguiente vez vas a necesitar más esfuerzo, más restricción y más disciplina para lograr lo mismo… y el margen de error será más chico.
Es como si el cuerpo dijera: "Ya me la hiciste una vez, no me vas a agarrar desprevenido de nuevo".
2. Falta de personalización
Un challenge es igual para todos. Si tenés 20 o 50 años, si entrenás hace una década o nunca tocaste una pesa, si trabajás sentado o hacés turnos de pie… no importa, te dan la misma rutina y las mismas indicaciones.
Eso es como darle la misma receta de medicamentos a todo un hospital sin saber qué tiene cada paciente. En el mejor de los casos, no funciona. En el peor, te hace daño.
En mi trabajo, el plan se adapta a vos: tu experiencia previa, tu condición física, tu tiempo, tus lesiones, tu disponibilidad de equipo y hasta tu energía en la semana. Porque entrenar bien no es repetir lo que hace otro, es encontrar lo que realmente te hace progresar.
3. La trampa del "todo o nada"
Un challenge crea la idea de que si no hacés todo perfecto, fallaste. Y esa presión, lejos de motivar, te pone en un estado constante de ansiedad: si un día te salteaste el entrenamiento o comiste algo "fuera de plan", ya sentís que arruinaste todo.
Esa mentalidad "todo o nada" es la que lleva a que muchas personas abandonen. Porque no aprendés a ajustar, no aprendés a moverte en la zona gris, que es donde en realidad vivimos la mayor parte del tiempo.
Yo enseño otra cosa: que podés bajar la intensidad un día, reorganizar una semana complicada o ajustar las comidas sin perder el rumbo. No busco que seas perfecto, busco que seas constante.
4. No te enseñan a sostener resultados
Un challenge no es un sistema educativo, es una lista de tareas. No importa si entendés por qué hacés algo, solo importa que lo cumplas. El problema es que, sin comprender el porqué, no podés sostenerlo.
En cambio, un sistema bien diseñado te enseña a:
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Ajustar entrenamientos según tu energía, tiempo o molestias.
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Comer variado y flexible, sin vivir de pollo y brócoli.
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Entender cómo combinar comida, entrenamiento y descanso para progresar sin obsesionarte.
El resultado es que podés mantener lo que lográs, no solo alcanzarlo por unas semanas.
5. La vida no es un reto de 30 días
En un challenge, todo está diseñado para un tiempo corto, intenso y controlado. Pero… ¿qué pasa después? La vida sigue, con trabajo, viajes, cumpleaños, semanas de mucho estrés o días en los que no tenés ganas.
Si no aprendés a manejar esas situaciones, cada vez que algo se salga del plan, vas a sentir que empezás de cero. Y eso es agotador.
Un plan de verdad te prepara para el día a día, no para una burbuja de 30 días. Por eso, yo trabajo en construir hábitos sostenibles, que puedas aplicar tanto en semanas perfectas como en las que todo sale al revés.
En resumen
No hago challenges porque no quiero verte atrapado en el círculo de: empezar fuerte → restringir demasiado → lograr cambios rápidos → abandonar → recuperar todo (y más) → frustrarte → volver a empezar.
Quiero que entrenes y comas con criterio, que desarrolles fuerza, movilidad y confianza, y que puedas sostenerlo siempre. No es tan "sexy" como prometer resultados mágicos, pero sí es real. Y real es lo que funciona.
Si lo que querés es dejar los atajos y empezar a construir un cuerpo y una mente que te acompañen toda la vida, escribime. No prometo que sea fácil, pero sí que valga la pena.
No te rindas. Vos podés.